Deja de Culpar a tus Empleados por tus Malos Procesos

Jul 28, 2023

En el dinámico mundo de los negocios, donde cada segundo cuenta, la eficiencia es la clave para sobrevivir y prosperar. Sin embargo, en la carrera por lograr la eficiencia operativa, muchas empresas a menudo cometen un error crítico: culpan a sus empleados por el bajo rendimiento en lugar de examinar sus propios procesos.

Pero antes de asignar culpabilidades, es importante hacer una pausa y hacerse las siguientes preguntas: ¿Están realmente nuestros empleados fallando o es nuestro proceso el que está mal diseñado? ¿Es posible que nuestros procesos estén impidiendo que nuestros empleados sean eficientes? Las respuestas a estas preguntas podrían sorprenderte.

Los líderes empresariales deben recordar que los empleados son solo una pieza del rompecabezas. Los procesos internos que rigen las operaciones cotidianas también juegan un papel importante. Si estos procesos son ineficientes, obsoletos o complicados, incluso los empleados más trabajadores y dedicados podrían tener dificultades para alcanzar sus metas.

Por lo tanto, en lugar de culpar a las personas, es más beneficioso examinar los procesos y buscar formas de mejorarlos. Una herramienta valiosa para esto es el Value Stream Mapping (VSM), o mapeo de la cadena de valor. Esta técnica visualiza todo el proceso de producción o servicio, desde la concepción hasta la entrega, y ayuda a identificar los cuellos de botella, los desperdicios y las áreas de mejora.

Sin embargo, solo mapear la cadena de valor no es suficiente. Los líderes deben ir más allá y simplificar estos mapas. La simplificación del VSM puede conducir a procesos más limpios, menos redundancias y, en última instancia, a un mayor rendimiento.

Por ejemplo, una empresa puede tener un proceso en el que varias personas verifiquen y aprueben una tarea. Al simplificar este proceso, la empresa puede eliminar algunas de estas etapas de verificación y reducir la duplicación de esfuerzos. Esto no solo hace que el proceso sea más eficiente, sino que también puede aumentar la satisfacción de los empleados al reducir la carga de trabajo innecesaria.

Es importante destacar que la simplificación de los procesos no significa eliminar los controles y equilibrios necesarios. En cambio, se trata de eliminar las ineficiencias y crear procesos más fluidos que permitan a los empleados desempeñar su trabajo de la manera más eficiente posible.

Por lo tanto, la próxima vez que una empresa tenga problemas de rendimiento, en lugar de apuntar de inmediato a los empleados, los líderes deberían dar un paso atrás y examinar sus procesos. Puede que descubran que el problema no son las personas, sino los procesos obsoletos e ineficientes.

La clave del éxito empresarial radica en la capacidad de una organización para revisar, adaptar y mejorar continuamente sus procesos. Por lo tanto, en lugar de culpar a los empleados por el bajo rendimiento, es hora de que las empresas tomen la iniciativa y optimicen sus procesos para permitir un mejor rendimiento. Solo entonces podrán liberar el verdadero potencial de sus empleados y asegurar su éxito a largo plazo.

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